El Burricornio, el héroe “Working Class” a más no poder,
siempre en su empeño de conseguir un trabajo en donde paguen cestaticket, se
encuentra en una encrucijada.
Terecita Esperanza, una trabajadora “social” en el Bar de Aníbal, le ha dicho,
en su dialecto costeño que no necesita el cestaticket, que con lo que gana en
el bar le basta y le sobra.
“Oiga, si lo que hago en una noche, son como diez meses de cestaticket, vea…”,
le contesta la exuberante colombiana al humilde gurrumino.
A ver… vamos por partes. Terecita Esperanza argumenta detalles aún más
reveladores.
Y es que una fracción del gasto que realizan los empleadores en este beneficio
de alimentación, corresponde a las comisiones que cobran las empresas
proveedoras de los tickets o las tarjetas. Si ese dinero que se entrega al
trabajador mediante tickets o tarjetas le fuese entregado en efectivo junto a
su salario, ahorraría gastos de administración al patrono y disminuiría la
carga de costos a los productos.
Pero lo más importante. Puesto que Aníbal es un “socio” más que un patrón, y ya
que Terecita Esperanza ejerce por su cuenta el oficio más antiguo del mundo,… ¿No
debería cobrarle el cestaticket al cliente de turno?
Se ha observado que en algunas ocasiones los trabajadores cambian los tickets
(o los saldos de sus tarjetas) por efectivo y el cambista se queda con un
porcentaje, perjudicando al trabajador. Si el monto correspondiente se lo diera
el patrono en efectivo a su empleado, no habría esa “ventana” de corrupción. Y
es ahí, justo ahí, donde está el negocio. Terecita cobra un porcentaje “extra”
en sus servicios a los clientes que viene representando el cestaticket. Y es
que a ella se le puede contratar y pagar con el bendito cestaticket. Por eso,
la próxima vez que te acerques a ella, no te preocupes. Terecita Esperanza
tiene punto de venta inalámbrico.