miércoles, 30 de septiembre de 2009

EL BURRICORNIO (PRIMERA TEMPORADA) POR CARTOON NEW WORK


COMUNICADO OFICIAL DE MUNTAZER CÓMICS

Luego de múltiples gestiones internacionales y de amenazar con un látigo de siete colas a los artistas Ramón Siverio y Yilly Arana, los cuales trabajan a sus órdenes por un plato de lentejas[1], el Presidente y mandatario supremo de Muntazer Comics, Su Eminencia y Sombra de Dios en la Tierra, el señor Muntazer Montes logró lo que parecía imposible: Celebrar una alianza estratégica con CARTOON NEW WORK, reconocida Empresa Comunistaria Crislamista de Animación, con sede en Bangladesh, para producir por un precio ridículamente barato en Takas- los primeros cinco micros de EL BURRICORNIO, The animated series.

Sin embargo, aun cuando dicho trabajo se encuentra en fase de preproducción (apenas están haciendo el café con el que se mantendrán despiertos durante las agotadoras jornadas que les esperan) los descarriados Siverio y Arana, quienes desconocen el concepto de disciplina y seguramente actuaron movidos por un entusiasmo digno de adolescentes que ya no son desde hace siglos, filtraron a los medios dicho proyecto como si ya fuese un hecho y, de paso, anunciaron la fecha del estreno de la primera temporada. Semejante acto no tiene perdón de Dios y por ello, en uso de las atribuciones que le confiere su poder omnímodo (y omnívoro, puesto que se come todo lo que se atraviesa en su camino), Su Excelencia Muntazer Montes castigó la osadía de estos jornaleros del noveno arte y les propinó cincuenta azotes a cada uno, obligándoles además a escuchar todas las canciones de Ricardo Arjona[2] hasta que juraron no volver a incurrir en semejante falta de discreción. ¡Pa’ que aprendan!

Seguiremos informando.

¡Y no desesperen, verdaderos creyentes, El Burry viene!


[1] Y también de las boronitas que quedan en el horno de la cocina de Montes, puesto que es bien sabido que el negocio de los cómics, al igual que el crimen, no paga.
[2] Pena infamante que ha sido prohibida expresamente por la Convención de Ginebra (No los azotes, sino escuchar a Arjona).

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