
Sí, Verdaderos Creyentes, llamen a unos cuantos amiguetes (Si son amiguitas, mejor) siéntense en el suelo, junten sus manos, concéntrense, pongan los ojos en blanco, échenle ganas y salmodien la poderosa frase: ¡Forza Burry!... ¡Forza Burry!... ¡Forza Burry!... quinientas veces. A ver si así, por medio de una cadena mística y poderes de visualización combinada, conseguimos de una buena vez que el par de flojazos Arana y Siverio suban a la Red las aventuras completas del único Súper Héroe de la Clase Obrera[1]: El Burricornio.
Por lo pronto, les subo este peazo ‘e portada, correspondiente al número 2 de la serie regular de nuestro pollino mutante preferido, en la que podemos verlo enfrentando a su némesis, el horror empalagoso conocido como El Hombre Melcocha. ¡No crean que fue fácil, no señor! Para conseguirla tuve que arrearle unos cuantos bofetones a los “geniecillos” estos, para bajarles los humos. Y es que los muy sinvergüenzas se la pasan dizque corrigiendo dibujos y planteando nuevos enfoques de la historia, como si yo no supiera la verdad: ¡Trabajan en otras cosas para rebuscarse unos ingresos extra, majaderos! Pero ya verán: Como no me entreguen pronto las páginas que me deben, me dejaré de carantoñas y les quitaré las lentejas y el agua, así que tendrán que comerse las alfombras ¿O.k.? ¡Se van a tener que comer las alfombras!
Advertidos están.
En fin, seguiremos informando.
Muntazer Montes
[1] Claude Moliterny, toda una autoridad en la materia, califica de héroe de la clase obrera a un tal Pinky Rankin; pero lo que soy yo -y mira que he buscado y preguntado- hasta ahora lo único que he visto del susodicho es una ilustración donde sale con cara de susto (el tal Pinky; no Moliterny, que tiene cara de economista del F.M.I.) Si alguien tiene más datos, que nos escriba y saque del oscurantismo. Gracias por nada.
Por lo pronto, les subo este peazo ‘e portada, correspondiente al número 2 de la serie regular de nuestro pollino mutante preferido, en la que podemos verlo enfrentando a su némesis, el horror empalagoso conocido como El Hombre Melcocha. ¡No crean que fue fácil, no señor! Para conseguirla tuve que arrearle unos cuantos bofetones a los “geniecillos” estos, para bajarles los humos. Y es que los muy sinvergüenzas se la pasan dizque corrigiendo dibujos y planteando nuevos enfoques de la historia, como si yo no supiera la verdad: ¡Trabajan en otras cosas para rebuscarse unos ingresos extra, majaderos! Pero ya verán: Como no me entreguen pronto las páginas que me deben, me dejaré de carantoñas y les quitaré las lentejas y el agua, así que tendrán que comerse las alfombras ¿O.k.? ¡Se van a tener que comer las alfombras!
Advertidos están.
En fin, seguiremos informando.
Muntazer Montes
[1] Claude Moliterny, toda una autoridad en la materia, califica de héroe de la clase obrera a un tal Pinky Rankin; pero lo que soy yo -y mira que he buscado y preguntado- hasta ahora lo único que he visto del susodicho es una ilustración donde sale con cara de susto (el tal Pinky; no Moliterny, que tiene cara de economista del F.M.I.) Si alguien tiene más datos, que nos escriba y saque del oscurantismo. Gracias por nada.
"El Burricornio me parece un héroe que viene a refrescar la escena del cómic, cansada de tantos estereotipos ya gastados. Y El Increíble Hombre Melcocha, o MelcochaMan, me parece un villano muy superior al promedio de los malos que abundan hoy en día. La trama de El Burricornio configura una sólida subestructura pesimista que se va tejiendo a medida que se avanza en la historia. Nada es lo que parece. Esto es lo que la hace sumamente interesante.
He estado en conversaciones con Muntazer Cómics y hay posibilidades de que yo retome el hilo argumental de la zaga. Muntazer Montes es un gran amigo mío y seguro estará encantado de que trabaje para él. Por mi parte, estoy deseando empezar lo antes posible.
¿Por qué? Porque considero que es lo mejor que ha aparecido en estos últimos tiempos. Y porque quiero trabajar con esos dos genios del cómic como lo son Yilly Arana y Ramón Siverio. Con El Burricornio, Watchmen quedará en el olvido".
Alan Moore, en declaraciones a John Hicks en The Buffalo Examiner’s Comic Review
Alan Moore, en declaraciones a John Hicks en The Buffalo Examiner’s Comic Review